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Ya se ha visto anteriormente que la engorda de ganado afecta
de manera preocupante los bosques, y promueve la deforestación de estas áreas.
Comúnmente, el proceso de deforestación comienza con la
construcción de carreteras que atraviesan los bosques y los abren a la tala y
la minería. Una vez desbrozado el bosque a lo largo de la carretera, llegan los
agricultores comerciales o de subsistencia y comienzan a producir cultivos. Pero
el suelo de los bosques tiene muy pocos nutrientes y es demasiado frágil para
sustentar los cultivos durante mucho tiempo. Al cabo de dos o tres años, los
suelos se han agotado, la producción disminuye y los agricultores dejan crecer
la hierba y se van a otra parte. Entonces llegan los productores de ganado. Se
requiere poca inversión para comenzar a criar ganado en tierras baratas o
abandonadas, donde ya crece la hierba. Y las ganancias pueden ser elevadas, al
menos por un tiempo. Pasados apenas entre 5 y 10 años, el exceso de pastoreo y
la pérdida de nutrientes convierten las tierras del bosque lluvioso, que antes
eran un depósito de biodiversidad, en terrenos estériles.
Particularmente en América Central y América del Sur, la
expansión de los pastizales para la producción ganadera ha sido una de las
causas de esta enorme destrucción. La deforestación causa daños ambientales
incalculables, porque libera miles de millones de toneladas de bióxido de
carbono en la atmósfera y causa la extinción de miles de especies todos los
años.
Una opción sería por lo menos disminuir el consumo de carne.